La vida privada del oso frontino está envuelta de misterio. Es una criatura sigilosa que evita al máximo el contacto con los humanos. Su presencia fantasmal pasa casi desapercibida en los bosques nublados y páramos que constituyen su hogar natural en los Andes Venezolanos. Por esta razón, en lugar de plantearse la observación directa del oso, los científicos usualmente deben invertir largas faenas recorriendo las montañas en la búsqueda de rastros. La identificación de señales de actividad ha servido para conocer la historia natural del oso, pero desde hace pocas décadas unos dispositivos tecnológicos están ayudando a conocer mejor algunos secretos del gran plantígrado. Nos referimos a las cámaras fotográficas de activación automática (llamadas cámaras-trampa), las cuales actúan como vigilantes, registrando todo el tiempo en fotos y vídeos las características y comportamientos de los osos presentes en un área. Haz clic sobre la imagen que quieras ver...